Un fin de semana especial, particular, renovador, mágico, emotivo, familiar y en el que se han arreglado ciertas situaciones que me incomodaban. Perdones, lágrimas, comida en familia, extraña comida en familia más bien, un viaje a la resurección en la paz interior, un viaje de vuelta envuelta en música sugerente, otro viaje al descanso y el diálogo, y de vuelta a casa a descansar de tales emociones a flor de piel.
Muchas personas de un pasado se han convertido en presente, se ha reblandecido mi alma, y quizás me haya vuelto más vulnerable, pero sé que encontraré la fuerza suficiente para encarar las situaciones que vayan a aprovecharse de mi flaqueza, y que no tenga necesidad de cambiar, ni de endurecerme... sé que mantendré mi dulce personalidad, inocente y viva... también sé que caeré en la desolación de vez en cuando pero cada vez permaneceré menos... así lo siento... y así intentaré ser consecuente...
Ójala sea cristal translúcido que refleje luz e ilumine a quien lo necesite, cual vasija de barro en manos de un alfarero.
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