Muchas veces he querido ser normal, he querido ser feliciana, poder olvidar la amplia gama de colores que he contemplado, poder volver a la caverna y conformarme con eso. ¿De qué me sirve ser "especial"? Realmente de nada. Me deriva hacia una soledad involuntaria, una soledad propiciada, una soledad compartida con la tristeza. Me veo dentro de una jaula de metraquilato, desde la cual puedo ver todo, desde la cual puedo envidiar a esos pequeños seres pululantes, desde la cual grito desesperadamente y el sonido no se propaga al exterior.
Mis necesidades intelectuales se ven truncadas cuando descubro que tan solo el reflejo de un espejo puede darme lo que necesito. Cuando miro hacia el espejo mis ojos se inundan de lágrimas, desvirtuando mi propia imagen, degenerando mi espíritu, reflejando sólo dolor.
La esperanza, la ilusión, son cartuchos ya casi gastados... la luz se vuelve a apagar en mi interior... el aire ha conseguido extinguirla... ¿de qué me sirve llorar? ¿de qué me sirve ser "especial"? ¿de qué me sirve la esperanza si después me sepulta en vida? ¿de qué me sirve el espejo si no me puede abrazar? ¿de qué me sirve luchar cuando nadie más lo hace? ¿de qué me sirve vivir? ¿de qué me sirven las palabras?
¡Que no se alimente más mi esperanza! No quiero volver a morir cada día en el despertar de la ilusión. No quiero alicientes, ni palabras dulces, abrazos hirientes o besos sin futuro... no quiero promesas falaces. Quisiera una lobotomía ¿es posible?
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